En 2010 la Comisión Europea descartó un proyecto en el que se pretendía obligar a los fabricantes de alimentación a etiquetar sus productos utilizando un esquema de colores que perjudicaba a aquellos alimentos que tuvieran en su composición altos niveles de azúcar, sal y grasas.
Ahora, a pesar de la influencia del lobby de los grandes fabricantes, Bruselas ha vuelto a poner en marcha el proyecto. Según informa el diario Economía Digital, la CE analiza nuevos informes de fabricantes para desarrollar un nuevo sistema de semáforo para etiquetar los productos, donde el verde indica que la cantidad de azúcar, grasas y sal es saludable, el ámbar equivale a un término medio y el rojo significa que el alimento es perjudicial para la salud.
Algunos países como Reino Unido o Francia ya han implementado este etiquetado o alguno similar y algunos fabricantes se quejan de que les ha supuesto importantes pérdidas. Según las empresas, este etiquetado siempre penaliza productos cárnicos, aceites y quesos, aunque su elaboración sea más artesanal o tenga mayor calidad.
Esto crea un debate que enfrenta el derecho de los consumidores de recibir una información clara y sencilla de lo que comen para cuidar su salud con las ganancias económicas de las marcas. ¿Las pérdidas económicas son una justificación para permitir a los fabricantes vender productos perjudiciales para la salud de las personas?
Aunque en 2010 la medida no se aprobara como obligatoria, algunas empresas como Unilever, Danone y Nestlé decidieron empezar a modificar sus productos creando fórmulas más sanas, con menos azúcar, sal y grasas. Algunas de ellas, están a favor del etiquetado por colores, pero con una salvedad: quieren que se cuantifiquen las cantidades por ración en lugar por cada 100 gramos. Así, productos que saldrían mal parados como el aceite o el queso podrían obtener un color verde o ámbar.
Ante la posible aprobación del nuevo etiquetado, Coca-Cola y Nestlé han comenzado a usar este sistema en algunos de sus productos con el fin de ir acostumbrando al consumidor. Aun así, según explica Economía Digital, un importante fabricante de bebidas afirma que las marcas que ya están implementando el etiquetado también están dispuestas a presionar para que este sistema, el cual ya tiene Reino Unido, no se extienda a más países. Todavía son abundantes los productos que saldrían perjudicados con el color rojo en todas las firmas.
La postura de España, Portugal, Italia y otros países mediterráneos ante esta medida ha sido pedirle a la CE que no aplique el sistema de etiquetado por semáforos, estos alegan que el sistema va contra la dieta mediterránea, una afirmación cuanto menos discutible.
Parece evidente que el lobby de la industria alimentaria ejerce una gran fuerza en muchos gobiernos que prefieren sacrificar la salud de sus ciudadanos a enfrentarse a las empresas y regular en materia de salud.
Un ejemplo de la efectividad de ese tipo de sistemas ha ocurrido en Francia. Éste país aplicó un sistema similar que clasifica a los alimentos de la “A” a la “E” y por colores, según el gobierno francés la medida ha hecho que los fabricantes hayan comenzado a reducir la cantidad de sal grasas y azúcar para mejorar en la escala de colores.
Este parece ser el key de la cuestión, si las marcas hacen productos más saludables no tienen por qué tener pérdidas económicas, pues los consumidores preferirán sus productos y podrán a la vez cuidar su salud.