Cuando reflexiono sobre la importancia de nuestro nombre, el que nos acompaña para bien o para mal toda la vida, recuerdo especialmente la dramática escena de la oscarizada película "El paciente inglés" en la que el Conde Almásy, protagonista del film, emprende un penoso trayecto por el desierto prometiendo buscar ayuda para salvar a su amada que agoniza en una oscura cueva a la débil luz de una linterna.
Ni la pasión, ni el esfuerzo, ni siquiera la irreductible fuerza del amor son suficientes para salvar el último e infranqueable obstáculo "su propio nombre", Almásy, de origen teutón, que termina frustrando la heroica azaña y produciendo el fatídico desenlace. Sospechoso de simpatizar con los nazis el conde es encarcelado impidiéndole rescatar a su amada.
El nombre es algo muy personal que otros eligen por nosotros
El nombre es el primer contacto entre el objeto y la mente. Connota un significado que produce efectos importantes en las relaciones personales. Es algo que no elegimos y sin embargo es parte esencial de nuestra identidad y puede llegar a tener gran importancia en nuestras vidas.
Mucho se ha hablado del naming y lo esencial que resulta para una marca encontrar el nombre apropiado. Son innumerables las empresas que se han visto perjudicadas por la elección de un nombre inadecuado a pesar de gastar grandes cantidades de dinero en otras técnicas de marketing.
Pero ¿qué ocurre con las personas? Al igual que los productos y las empresas, las personas también compiten en el mercado laboral. Crisis agudas como la que estamos viviendo ponen de manifiesto que encontrar un puesto de trabajo en un entorno tan competitivo como el actual depende no sólo de factores obvios como la experiencia y formación, sino también de otros más sutiles relacionados con la personalidad, el físico y por supuesto el nombre.
¿Influye el nombre en nuestro destino?
El investigador de la Universidad de Pennsylvania, Uri Simonsohn, protagonizó una controversia sobre la importancia que los nombres tienen en nuestras decisiones existenciales. El estudio publicado en la la revista científica Psychological Science, tomó como muestra a 438.000 personas estadounidenses que donaron dinero a campañas electorales en 2004. Para comparar la muestra se usó un estudio similar realizado en Bélgica en el cual se incluía a un tercio de la población de ese país europeo.
El estudio belga encontró una proporción de 13% de personas en empresas cuyos nombres coincidían en sus tres primeras letras con los de sus empleados.
Otros investigadores como Frederik Anseel, profesor de sicología industrial y organizacional de la Ghent University se han opuesto a estas conclusiones alegando la influencia de factores culturales y los factores de herencia entre las empresas familiares.
También existen indicios de que existen más parejas de lo estadísticamente explicable cuyos nombres empiezan por las mismas iniciales.
Algunos investigadores han descubierto que esto puede afectar incluso a la hora de elegir un empleo o una profesión. Parece que en EEUU existe una anomalía estadística en la gran cantidad de dentistas (dentist) que se llaman Dennis, otra muestra de coincidencia ortográfica.
Elegidos para la gloria
Algunos autores como Al Ries y Jack Trout en su libro Posicionamiento, han hecho hincapié en la importancia del nombre para conseguir el éxito. En Estados Unidos todo el mundo sabe de antemano que un Hubert o un Elmer son personas perdedoras. En cambio un Cyril es una persona de cuidado y un John alguien de fiar. Evidentemente uno no adquiere estos atributos por el simple hecho de llamarse de una u otra forma, el problema es que por cuestiones culturales pueda ser visto y prejuzgado por los demás.
La red social Linkedin publicó recientemente un estudio en el que afirmaba que el nombre en los negocios importa. Tras analizar los nombres de los CEOS de numerosas empresas se llegó a la conclusión de que las personas con nombres cortos, preferiblemente de cuatro letras, son aquéllas que más comúnmente ocupan los puestos directivos y de ventas a nivel internacional.
Los nombres medios dominan las ingenierías y los nombres largos son los más comunes en hostelería. Con las mujeres, la situación se da la vuelta. Los nombres largos dominan en los puestos ejecutivos, llevándose la palma las féminas en aquéllos trabajos relacionados con las relaciones humanas. En Alemania el nombre más usual de los directivos es Wolfgang. En España parece que el mejor nombre para llegar a ser Presidente es Javier.
Si crees que tu nombre te perjudica cámbialo
Más allá de la posible influencia que nuestro nombre produzca en los demás es indudable que si no nos identificamos con nuestro nombre, no nos sentimos a gusto o pensamos que nos perjudica lo mejor que podemos hacer es cambiarlo. Recuerden la exitosa campaña para la bebida isotónica Acuarius que creó una Gestoría on line para facilitar el trámite a todos aquellos que quisieran hacerlo de una forma rápida y sencilla. Nunca es tarde para empezar a ser uno mismo.
Para evitar problemas lo más recomendable es que los padres se tomen su tiempo para elegir el nombre adecuado, aunque esto naturalmente es algo muy personal en lo que influyen muchos factores. En cualquier caso , estos son los 10 nombres más populares entre los nacidos en España según los últimos datos del INE(2010):
Hombres | Mujeres |
1. DANIEL 6.234 | 1. LUCÍA 6.363 |
2. HUGO 5.984 | 2. MARÍA 5.823 |
3. ALEJANDRO 5.744 | 3. PAULA 5.375 |
4. PABLO 5.658 | 4. DANIELA 4.748 |
5. ÁLVARO 5.111 | 5. SARA 4.456 |
6. ADRIAN 4.698 | 6. CARLA 4.193 |
7. DAVID 4.369 | 7. MARTINA 3.995 |
8. DIEGO 3.619 | 8.SOFÍA 3.822 |
9. MARIO 3.575 | 9. JULIA 3.784 |
10. JAVIER 3.371 | 10. ALBA 3.633 |