"El mayor premio es compartirlo", es el fantástico eslogan que nos propone la campaña publicitaria de Navidad 2014, llamada a recuperar el espíritu navideño y reconciliarse con el público.
El anuncio presentado relata la historia de Manuel, un hombre apesadumbrado por no haber comprado el décimo que acaba de hacer millonario al barrio, a sus vecinos y a su bar de siempre, donde todas las mañanas toma café. Aun así, hundido pero alentado por su esposa acude al bar a felicitar a sus amigos sin saber que Antonio, el dueño del establecimiento, no se ha olvidado de él y le reserva una sorpresa.
Una historia humana, emotiva y cotidiana, que podría sucederle a cualquiera, en la que muchas personas necesitadas pueden reconocerse, alejada de los grandes fastos, las estrellas doradas, las muecas imposibles y los artificiosos ambientes del denostado spot del año pasado.
Y es que la publicidad, la buena publicidad, construye mensajes sencillos, directos y comprensibles para el espectador, apelando a las emociones y sentimientos que tocan el corazón, con el fin de vincular al público con el producto y la marca.
Algo que consigue Santiago Zannou, responsable de películas como 'El truco del manco' o 'Alacrán enamorado', realizando un bello relato que seduce y engancha desde el primer momento y lo que es más importante, despierta el deseo de comprar, ganar y compartir la felicidad.
Aún recuerdo claramente los errados comentarios y críticas con los que muchos profanos e ignorantes trataron de justificar el éxito del tétrico y patético anuncio protagonizado por Raphael, Monserrat, Pastori y compañía, aplaudiendo por el impacto mediático conseguido; confinando y reduciendo el criterio sobre la buena o mala publicidad a una cuestión tan superficial como "llamar la atención".
Lo sorprendente de estas afirmaciones es que muchas no provenían de ciudadanos ajenos al sector, sino de periodistas e incluso de supuestos profesionales del marketing.
Conviene recordar que algunas metas como aumentar las ventas, la cuota de mercado, etc, son objetivos de marketing y que los objetivos de publicidad son de comunicación (posicionamiento, recuerdo de marca, imagen percibida, reputación) y funcionan también a largo plazo, estableciendo vínculos duraderos entre los clientes y las marcas.
Decía el gran publicista Leo Burnett que:
"Si quieres ser notorio, sal a la calle con un gorro de plumas; serás notorio, pero también ridículo".
Y es precisamente Leo Burnett la agencia elegida este año por Loterías y Apuestas del Estado para arreglar el desaguisado, elaborar la creatividad y recuperar el eje de comunicación emocional y aspiracional que siempre ha funcionado en los anuncios de lotería, porque como decía Calderón, "los sueños, sueños son".
Para ello se ha desarrollado una campaña con ocho historias diferentes que se irán mostrando gradualmente de aquí al 22 de diciembre. Además se ha creado un sitio web interactivo, elbardeantonio.com, en el que los usuarios encontrarán toda la información del sorteo, podrán ver los anuncios, compartir sus propias experiencias relacionadas con la lotería e incluso compartir sus décimos con familiares y amigos a través de una aplicación especialmente diseñada al efecto.