Imagen: Marketing Actual
Apenas nos habíamos recuperado del “DieselGate” que hizo temblar el prestigio y la reputación de VolksWagen, cuando un nuevo escándalo relacionado con las malas prácticas y los vehículos contaminantes ha saltado a la palestra.
Volkswagen, BMW y Daimler financiaron experimentos con primates para comprobar las secuelas de la inhalación de humos de los motores de sus vehículos diésel.
El escándalo salió a la luz cuando distintas publicaciones de prensa en EEUU y Alemania revelaron que en 2013 el EUGT encargó una investigación en la que monos e incluso seres humanos fueron obligados a inhalar gases de motores diésel con el presunto propósito de determinar los efectos que tiene el dióxido de nitrógeno (NO2) sobre el sistema respiratorio y sobre la circulación sanguínea.
The New York Times reveló la pasada semana la existencia de un centro de investigación estadounidense donde diez monos fueron encerrados en un contenedor hermético, viendo dibujos animados para distraerlos, mientras inhalaban los vapores de un vehículo Volkswagen.
Las pruebas se realizaron en un laboratorio de la ciudad de Alburquerque y una dependencia de la clínica Universitaria de Aquisgrán, por encargo del llamado Grupo de Investigación Europeo sobre el Medio Ambiente y la Salud en el Sector de Transporte (EUGT), que fue fundado en 2007 y que cerró sus puertas en 2017.
El objetivo de estas prácticas de dudosa ética era demostrar la fiabilidad e inocuidad de los nuevos motores, algo que contrasta con el fraude perpetrado al alterar las mediciones electrónicas en algunos de los motores de las marcas alemanas.
La pérdida de credibilidad cuesta muy cara
Este escándalo se suma al anterior de las emisiones contaminantes falsificadas y por las cuales un directivo de Volkswagen fue detenido en EE.UU. La crisis de comunicación generada, la pérdida de credibilidad y prestigio para la marca, llevó a la compañía alemana a cerrar 2015 con unas pérdidas netas atribuidas a este hecho de 1.582 millones de euros.
Por otra parte El Departamento de Justicia de Estados Unidos presentó una millonaria demanda contra Volkswagen (VW) por introducir en el país cerca de 600.000 vehículos modificados con un software que falseaba los resultados de las pruebas de emisión de gases.
También otras compañías alemanas se vieron afectadas, aunque en menor medida por acusaciones de fraude en la medición de las emisiones. Según un estudio de la federación europea Transport & Environment, de la que forma parte Ecologistas en Acción, los modelos los Mercedes-Benz Clase A, Clase C y Clase E, así como el BMW Serie 5, podrían tener un consumo hasta un 50% mayor del que asegura el fabricante.
También Audi empleó un software ilegal para manipular las emisiones de gases contaminantes en sus vehículos diésel, según confirmó el ministro de Transporte alemán Alexander Dobrindt, quien estimó que hay 24.000 vehículos afectados, concretamente los modelos A8 y A7 con motores diésel V6 y V8.
Repulsa, rechazo y condena en la Comisión Europea
El nuevo escándalo se une al anterior mostrando la cara menos ética y repulsiva de la lucha por liderar el mercado sea cual sea el medio.
"Ya ese tipo de experimentos con monos resultan absurdos y repugnantes y eso se puede repetir con más razón si se hicieron también experimentos con humanos", aseguró el primer ministro del estado federado de Baja Sajonia, Stephan Weil, que es también accionista de la compañía.
Y es aquí precisamente, en el accionariado –techo de cristal- donde este tipo de escándalos pueden producir enormes pérdidas económicas.
También el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert, aseguró que "esos experimentos no tienen ninguna justificación ética ni científica". El portavoz de Angela Merkel calificó las pruebas con monos y humanos como “injustificables”.
Crisis de reputación y relaciones públicas para las marcas alemanas
Esta nueva crisis de comunicación va a necesitar un gran plan de RRPP para afrontar la pérdida de credibilidad que se está instalando en las marcas alemanas. ¿Recuerdan aquellos anuncios de Volkswagen en los que Claudia Schiffer decía simplemente “Es alemán” como propuesta única de venta? Hace solo un par de años decir coche alemán era hablar de fiabilidad pero ahora las marcas alemanas se enfrentan a una pérdida de credibilidad sin precedentes.
Precisamente Volkswagen anunció ayer en un breve comunicado que había decidido suspender de sus funciones a Thomas Steg, responsable de relaciones públicas del grupo.
Pedir disculpas es obligado para estas compañías que han salido del paso reconociendo su error.
Volkswagen no dudó en hacerlo reconociendo que "Estamos convencidos de que los métodos científicos elegidos en ese momento estaban equivocados"…"habría sido mejor renunciar a tal prueba desde el principio".
El pasado viernes Daimler y BMW se distanciaron de los experimentos asegurando qué coches de esas marcas no habían sido utilizados en los mismos. Daimler afirmó en un comunicado que los experimentos no tienen ninguna justificación y que habían debido impedirse.
Este nuevo escándalo asociado a las emisiones contaminantes pone de manifiesto el declive de los motores diésel y en general los motores de combustión, que a medio plazo están condenados a desaparecer y ser sustituidos por motores eléctricos o alimentados con combustibles menos contaminantes.
Quizá BMW pueda resultar menos afectada por su enorme fortaleza de marca, pero Volkswagen, ya muy tocada por el escándalo anterior, se enfrenta a un camino de espinas en los próximos meses.