Las redes sociales son un lugar donde compartir y consumir información pero también al mismo tiempo se han convertido en un escaparate perfecto donde proyectar una imagen glamurosa, un feliz estado de ánimo y un envidiable estilo de vida.
El falso glamour que algunas personas consiguen mostrar redes sociales como Instagram o Facebook, lo que algunos denominan “postureo digital”, puede terminar siendo dañino para los demás, especialmente para aquellas personas con falta de autoestima o que atraviesan dificultades.
Compartir públicamente aspectos de la vida privada no es algo malo per se pero sí puede llegar a convertirse rápidamente en un trastorno de la personalidad que lleva a muchas personas a publicar constantemente todo tipo de fotos y vídeos para mostrar una imagen a menudo falsa, irreal o cuanto menos muy alejada de su verdadera vida. Fotos en fiestas, playas, restaurantes de lujo, rodeados de amigos sonrientes, etc, todo sirve si nos hace parecer felices y exitosos ante los demás.
Esta actuación o teatrillo virtual, no solo es un signo revelador de problemas psicológicos de la persona que publica –frustración, falta de autoestima, necesidad constante de aprobación- sino que se convierte en una práctica dañina para todos aquellos que –bombardeados a diario por estas imágenes- terminan sintiéndose frustrados, especialmente cuando las muestras de belleza, felicidad y buenrollismo provienen de celebridades o personas de referencia.
Así se desprende de los resultados de un informe reciente de la Real Sociedad para la Salud Pública del Reino Unido (RSPH, por sus siglas en inglés), una organización benéfica independiente dedicada a la educación sanitaria.
Instagram es la red social que sale peor parada del estudio, siendo junto con Snapchat y Facebook, las redes sociales que más frustración y tristeza generan. Sólo Youtube se salva de esta machacona práctica en las redes sociales.
Los investigadores llegaron a estos resultados a través de una encuesta propia, distribuida entre 1.500 adolescentes y jóvenes de su país con edades comprendidas entre los 14 y los 24 años. Se trataba de averiguar cómo afectan a los usuarios de las redes los contenidos que circulan por las plataformas 2.0: en sus sentimientos, en su identidad, en su vínculo con una comunidad o con varias, en su aspecto físico e incluso en sus horas de sueño o descanso.
Hubo numerosos comentarios negativos para casi todas las redes sociales pero Instagram se llevó la mayoría. Snapchat (segunda posición), Facebook (tercera) y Twitter (cuarta) completaban el listado. Algunos encuestados hicieron comentarios como:
“Instagram propicia que las niñas y las mujeres piensen que sus cuerpos no son suficientemente buenos, porque ven imágenes de otras personas que han aplicado filtros sobre ellas y que han manipulado sus retratos para que parezcan perfectos”.
Por otra parte no todo fueron resultados negativos; estas plataformas también tienen una dimensión favorable. Casi el 70% de los encuestados afirma que recibió apoyo psicológico cuando lo requirió. En estos momentos de tristeza, los usuarios convirtieron sus cuentas en foros para la expresión y el intercambio de experiencias, algo que, en su opinión, fue beneficioso y les ayudó a superar sus problemas.
Entablar y mantener relaciones en línea, es otros aspectos positivo destacado por los participantes del estudio.
Una vez más nos encontramos ante las luces y sombras de las redes sociales, que como tantas otras cosas sacan lo peor y lo mejor de los seres humanos.
La RSPH pide a los famosos y las empresas con una gran influencia, como las firmas de moda, que aclaren en qué ocasiones están publicando fotos que han sido retocadas con una finalidad estética. En España hemos tenido ya algunas sonadas polémicas como la protagonizada recientemente por la actriz Blanca Suárez.
Otro toque de atención va dirigido a las responsables de las redes que según la RSPH, deberían alertar a los usuarios que pasan demasiado tiempo en las redes sociales por el bien de su salud mental.